jueves, 10 de noviembre de 2011

La entrevista al ex presidente de Brasil Luis Ignacio Lula Da Silva 
(el ejemplo a seguir de un país)
 
Esta entrevista hecha al expresidente de Brasil deja muchas cosas que decir sobre un país como Colombia y lo mucho que la falta por hacer al Estado Colombiano. Cuanto ha esperado Colombia por un gobierno al mando de un presidente que haga algo efectivo como lo hizo Lula con Brasil. No estoy diciendo que es mejor tenerlo a él como presidente o alguien muy parecido a él, de lo que hablo es de saber elegir mandatarios que no hayan nacido en cuna de oro que pretenden conocer el pueblo colombiano.

Una de las tantas cosas importantes y de la que estoy hablando es de buscar personas que hayan vivido la realidad colombiana (casi como la vivió Lula en Brasil). Gente capaz que haya vivido en carne propia lo que la gran población de Colombia sufre: hambre, falta de oportunidades, desempleo, pobreza, desnutrición, etc… La diferencia es que estos se han superado así mismos, que todas estas circunstancias de la vida no fueron un impedimento para salir adelante y que sobre todo estén interesados en brindar al pueblo colombiano las oportunidades que a ellos les faltaron en un momento de sus vidas. Gobernantes, alcaldes y presidentes que no hayan vendido  sus almas al dinero y a la búsqueda de poder.

Las políticas gubernamentales implementadas por Lula deberían ser un ejemplo para este país que a pesar de que existan las voces de los ricos en contra de darle dinero, educación, salud y bienestar a los pobres esto no influya en las decisiones del presidente para darle a todos lo que por derecho necesitan. El caso de Brasil era el vivo espejo de lo que pasa en Colombia, por la influencia de los intermediarios, el dinero del pueblo que se destina a la población más vulnerable se queda en sus bolsillos.

Jamás en mi corta vida había pensado en tal propuesta de Lula, la de bancarizar a la población pobre, darles sus propias cuentas bancarias en donde reciban los subsidios y el dinero que por parte del Estado necesitan y todo esto sin intermediarios. Pero eso sí, en mi opinión, si eso llegara a ocurrir en Colombia, hay algo que garantizar primero, que halla seguridad a la hora de que el ciudadano pobre saque del banco su dinero dado que robos como los paseos millonarios son los que aquejan en gran medida a los usuarios de bancos y otra situación que hay que tener en cuenta es la de regular el acceso de los altos directivos de los bancos a dichos recursos destinados a la población pobre.
 
Algo que se mencionaba en la entrevista es sobre la importancia de: prevenir la desescolarización de los niños y jóvenes,  restaurantes populares, programas de lactancia materna, promoción de la agricultura familiar, distribución de alimentos a los más pobres, la entrega de microcréditos y fomento de la economía local a través de la compra al pequeño productor para abastecer los programas de alimentación del gobierno, entre otros. Todas estas políticas DEBEN servir como ejemplo a esta nación, de que sí se puede garantizar estos beneficios a la población y no como quieren hacernos creer los ricos de que el dinero no alcanza o que eso no es necesario.

Debemos sacarnos de la mente la absurda idea que algún día el gobierno colombiano y el presidente de un momento a otro amanezcan de buenas diciendo “vamos a cambiar, a partir de ahora haremos lo que no hicimos y que podíamos haber hecho, sacar de la pobreza a Colombia” y creamos que a partir de ese momento cambiará todo, porque eso NUNCA sucederá si no hay un cambio en somos nosotros mismos.

TODOS exijamos lo que por derecho merecemos, elijamos a conciencia y si no nos gusta la gestión de aquellos que resultaron electos, simplemente les debemos decir con voz unánime y de mando: “bueno, lo elegimos, usted no cumplió con su deber, ahora recoja su butaca de la oficina y vallase porque hay otros que si harán algo al respecto”. El cambio está en nosotros mismos. HAGAMOS TODOS VALER NUESTROS DERECHOS, porque la voz de TODO el pueblo (no de algunos), es la voz de Dios.

Conferencia de Jaime Garzón 1997, un espejo vivo de nuestra realidad

Los que olvidan su pasado están condenados a volver a vivirlo y ese es el caso de Colombia. La conferencia que Jaime Garzón dictó en la Universidad Autónoma de Occidente en 1997, con motivo de la celebración del mes del periodista, se aplica como si fuera una hecha hace pocos minutos. Cualquiera que me preguntara yo diría que sus palabras (las de Jaime) son como las “crónicas de una realidad anunciada”, TODO absolutamente TODO lo que él dijo en dicha conferencia sobre la realidad del pueblo colombiano no ha cambiado hasta la fecha a excepción de que en su momento las elecciones presidenciales se departían entre los candidatos Horacio Serpa, Andrés Pastrana y Nohemí Sanín.



De lo que él dijo en la conferencia aún en las escuelas e instituciones colombianas nos dan una educación mecanizada y desbordada de conocimientos que se alejan de lo que necesitamos. Nos quieren rellenar la mente de conocimientos que a la larga individualizan cada vez más a las personas. Todo lo que se enseña no tiene nada que ver con las necesidades del pueblo colombiano. De nada sirve saber que la raíz elevada al cuadrado de cuatro nos es dos sino el valor absoluto de dos, de nada sirve eso si no podemos aplicar eso a lo que en colectividad necesitamos todos, RESPETO. No sirve hablar de que hoy en día ya no hay una educación tradicionalista sino una escuela activa cuando a larga el fin de ambas es llenarnos de conocimientos, sea de una u otra manera. Nadie dice que saber sea malo, lo malo es que esos conocimientos que el hombre trata de entender para explicar de donde viene y hacia donde va, sólo lo alejan a uno de lo que es, de lo que debe hacer y de lo que uno necesita. Como dijo Jaime “no hay una distancia que cierre entre lo que le enseña al colombiano y lo que necesita…. Todo esto se debe, todo ese sin saber para donde vamos, se debe a que no tenemos un propio reconocimiento de nuestra propia identidad”.

Lo que le pasa a la educación Colombia es que se extravía de la realidad del país. De todo lo que él dijo, una de las pocas cosas que ha cambiado es el conocimiento que él tenía sobre los 105 elementos químicos que existían en su momento, en la actualidad son conocidos 131 y va en aumento el descubrimiento de otros tantos.



A nivel ambiental, él tenía razón en lo que dijo, que el cambio empieza por ser cívicos, respetar el espacio del otro, no abrir la ventana del carro para botar un papel o basura, no fumar para irrespetar el espacio del otro, entre otras muchas verdades son las que TODOS conocen pero de lo dicho a lo hecho, hay mucho trecho. Con el agravante de que todavía seguimos creyendo que “esto no es mío”.



La participación ciudadana desde entonces y hasta ahora sólo se limita a hacerle la barra aun candidato político. Como si fuera una tradición familiar (en este caso colombiana) el “pesimismo” que él decía, o la actitud costumbrista y cómoda ante la existencia se traduce en la “ley del menor esfuerzo” como Jaime lo llamaba. Aún hoy, el pueblo colombiano vive como en un estado letárgico, yo haría la analogía que muchos somos con un enfermo en un hospital en estado vegetal o de coma, pero mientras eso sucede un médico inescrupuloso roba la sangre para su propio beneficio (nos roban los impuestos). Creemos que con sólo participar en la campaña política de alguien estamos contribuyendo a “un mejor país” luego que se terminan las elecciones, termina nuestra democracia. Votar es el primer paso pero la idea es hacerlo a conciencia no siendo influenciados por vanas promesas de cualquier persona que plante una utopía innovadora y eficaz. Si los jóvenes que somos el futuro no asumimos la dirección del país que Dios nos dio y que nos vio nacer, ningún “súper héroe” de verdad vendrá a salvarnos. Nuestro problema siempre ha sido que hasta ahora no tenemos una conciencia colectiva, nuestros esfuerzos no van dirigidos a ese fin cuando el bienestar es un compromiso de todos, por el contrario nuestra posición es cómoda e individual ante la vida.



Además cómo  Garzón lo decía en su momento, el Gobierno se debate entre el dilema “existo no existo”, existe para cobrarnos los impuestos, ivas, catastro, etc... pero no existe para lo que realmente elegimos a los funcionarios públicos, para que en medio de todo el dinero que damos por lo menos nos den salud, educación (que ahora con el cuento de la reforma a la ley 30...), etc.. derechos que nos pertenecen.

Padecemos en silencio, sirviendo a los que elegimos para que nos sirvieran a nosotros. Jaime Garzón se hacía muchas preguntas un de ellas era que ¿dónde está el dinero que le explotan a Yopal esa famosa petrolera? Aún hoy después de 14 años nuestras preguntas empiezan por el mismo enunciado ¿dónde está el dinero de…? y esas de hace 14 años no han tenido respuesta hasta ahora. Si no reaccionamos y no hacemos uso a conciencia de elementos que nos brinda la constitución como lo es el voto, los ricos seguirán imponiéndonos gobernantes. Los derechos humanos que tanto defiende la constitución aún siguen en el papel de la carta magna y nosotros seguimos sin entender. Mayor es el ejemplo que nombró Garzón sobre los indígenas Wayuu, cómo sí ellos pudieron en mejores palabras entender el artículo 11 de la constitución entendiéndolo como: “Nadie podrá ser llevado por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona aunque piense o diga diferente”. Como dice Jaime Garzón, “con ese lema, podremos salvar al país, por lo menos nuestros hijos van a tener un país mínimamente más agradable” esos hijos somos nosotros pero las cosas no han cambiado, nuestros padres no usaron ese lema y ahora las cosas están peor que antes.



Aún nos seguimos riendo de la crítica política que Jaime Garzón hacía, hoy en día sólo unos pocos hacen lo mismo pero no tan abiertos y contundentes como las que hacía él, tal vez porque con su muerte la gente tiene un miedo aún  mayor de salir y decir la verdad así como él lo hacía con su pequeña esperanza de que algo quedara en los oyentes y aún hoy le seguimos diciendo “humor político”, riéndonos a carcajadas de nuestra cruda e infeliz realidad.


viernes, 9 de septiembre de 2011

La muerte de Facundo Cabrales, el cantautor de protesta

La muerte de Rodolfo Enrique Facundo Cabral es una gran pérdida para la humanidad. Aquel hombre influenciado en lo espiritual por Jesús, Gandhi y La Madre Teresa de Calcuta, predicó una especie de misticismo cristiano. El hombre que en literatura tuvo admiración por Jorge Luis Borges con quien también mantuvo conversaciones filosóficas murió en lo que para mí, son unos confusos hechos. Tal vez por ajustes de cuentas de la mafia con el hombre que lo acompañaba en el mismo auto en que se movilizaba.

Lo primero que se me viene a la cabeza es ¿qué es lo que pasa en Guatemala? ¿Por qué están pagando justos por pecadores? Es así como uno debe proponerse a investigar cuál es a situación de este país, y viéndolo detenidamente, es muy crítica. La Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) considera que la ola de violencia que sufre Guatemala en la actualidad está relacionada con las próximas elecciones generales del 11 de septiembre. Durante los seis primeros meses del año en curso han muerto por causa de la violencia 30 funcionarios, candidatos o familiares relacionados con la campaña electoral; otras 20 personas han salido heridas.

La cultura política de Guatemala está basada en el miedo, el clientelismo, la impunidad y la actividad clandestina que mana del narcotráfico.

En Guatemala hace años que otra México oculta se baña en sangre, desaliento y desarraigo.

Es así como el contexto en que se mueve Guatemala es tan difícil que me imagino un difícil camino de adversidades, mafias, narcotráfico, bandas criminales, sinarquismo y violencia para su pueblo y para todo visitante, bueno o malo, bueno (en el caso de Facundo) porque quería compartir un pedacito de su ser al país que pide a gritos que lo ayuden a cambiar pero este gesto de generosidad se volvió a él en su contra.

Me ha gustado la opinión de una chica que su corazón se ha dolido por toda esta situación, y resume todo lo que he descrito anteriormente, ella dice: “Estoy sumamente consternada con su partida, en manos de quienes han elegido el camino del narcotráfico, probablemente en respuesta a la desigualdad, al egoísmo y la ambición de los grupos de poder. La impotencia frente al consumismo y la competitividad propios de una sociedad donde se ha instalado una cultura necrófila que Facundo combatió a lo largo de su vida terrenal pero llegando a Guatemala, terminaría su combate y de la pero manera (por no decir la menos adecuada). Sólo nos queda su alma encarnada en su poesía y canto. Que descanses en PAZ.”

Esto es lo que menos queremos en un país como Colombia, que las personas deseosas de cambiar el mundo positivamente mueran por culpa del narcotráfico, pero lastimosamente, será una realidad con la cual debemos tomar dos decisiones: o aceptarla o entre todos rechazarla y obligarla a desaparecer.

EL TLC de Colombia con USA, ¿la mejor opción?

El TLC se ha convertido en uno de los temas económicos más comentados en Colombia pero lo más increíble del caso es que un tratado de estas magnitudes con un país como lo es Estados Unidos no halla sido sometido a la consulta popular de un pueblo al cual afectará de una forma decisiva y para siempre la vida de los colombianos. Las disputas alrededor del TLC se han incrementado por la ausencia de esta importantísima consulta popular. Hasta ahora, diferentes gremios, sindicatos y ciudadanos comunes han expresado su rechazo a ese acuerdo al considerarlo perjudicial para la economía nacional, principalmente en los aspectos agrícolas y de propiedad intelectual.

En mi caso, estoy de acuerdo con ellos, por que pienso en algo muy extraño que está sucediendo, si algo tan importante como lo es el TLC no es sometido a consulta popular por parte de los involucrados, quiere decir que los altos mandos económicos de la nación que se ven beneficiados por este tratado no quieren que nadie se interpongan en sus planes y no permitirían que aquellos del pueblo colombiano que están en desacuerdo impidan la realización de este acuerdo. Otros sectores económicos resultan claramente beneficiados, como las confecciones, las flores, los plásticos y los artículos de cuero. Frente a estas amplias divergencias, una consulta popular podría ser útil.

Según muchos, los beneficios del TLC son más números que sus desventajas, pero analizando con detenimiento la situación, me doy cuenta que los contras son de mucho cuidado porque muchos sectores vendrían a ser perjudicados como lo son el arroz, el trigo, el maíz, el azúcar, la avicultura, la ganadería vacuna y la porcicultura. Ello van a resultar muy, pero muy afectados, no porque desaparezcan, sino porque ahora van a tener que ganar menos, trabajar más y competir más. Nadie dice que es malo competir, pero el gobierno nacional no ha garantizado unas buenas garantías (valga la redundancia) para aquellos trabajadores que más se ven en desventaja frente a la dura competencia y tecnología de un país como USA.

En todo caso, habrá unos cambios estructurales muy grandes si el TLC entrara en vigor. Los sectores más tocados por estos cambios serán: el sector agropecuario, el sector de la salud pública (se afecta el acceso a la salud por el acápite del mismo en el que los monopolios farmacéuticos norteamericanos “lograron subir los estándares de protección de su sector, por encima de los parámetros de la OMC...Eso se reflejará en menor competencia, mayor monopolio y, por ende, el incremento de los precios a nosotros los consumidores), el sector industrial (por la entrada de productos remanufacturados que competirían con los productores nacionales a muy bajos costos).

Además he notado que la mayoría opina lo mismo, que con este tratado se presentaría un hundimiento del mercado colombiano frente a la imposibilidad de competencia en el mercado estadounidense por diversos productos estadounidenses que competirían de manera desigual y tendrían una ventaja ya que no estarían sujetos ni a aranceles ni a impuestos. En mi punto de vista, considero que en verdad la economía colombiana se hundiría ya que ningún productor local sería un competidor a estos productos menos costosos. Los productos colombianos no serían rivales en el mercado estadounidense por su alto costo de producción y transporte, además, la tecnología y el modo de producción es devastadoramente desigual siendo la economía y los productos colombianos los perjudicados. En términos de competencia la balanza desfavorecería a mi Colombia.

En síntesis, sólo un análisis más a fondo de este Tratado de Libre Comercio con USA pero en presencia y participación de los representantes de los diferentes sectores económicos en Colombia junto con una consulta popular podría despejar las dudas de muchos y porque no de decidir si realmente en viable hacerlos, si es así, buscar el cumplimiento de las garantías que proponga el gobierno nacional a los sectores en desventaja, que ojalá para ese entonces sea la minoría, no como ahora que casi todos nos vemos en desventaja.