martes, 29 de marzo de 2011

VICTIMAS INOCENTES

“Es tan conmovedor el artículo de la revista semana” que me dan ganas de manifestarles una queja a esa revista por elogiar tanto a esos jóvenes que murieron, pero valla uno a ver que elogien a un N.N. muerto en zonas donde “el conflicto armado ya no existe” según el Estado, valla uno a ver si despliegan a todo el Mundo y Raimundo para buscar a los culpables de la muerte de los N.N. y ofrecer recompensas tan jugosas que me tentarían para a ir a investigar por mi cuenta:

“El gobierno se apresuró a convocar un consejo de seguridad en San Bernardo, al que asistieron altos funcionarios de la Fiscalía y la Policía, y a anunciar el envío de 700 efectivos. Algo tarde para los dos jóvenes y para los 575 asesinados en Córdoba el año pasado. Habrá que ver cuánto dura la presencia policial en San Bernardo y si se extiende al resto de Córdoba”

La descripción de los jóvenes es tan detallada que da ganas de preguntarse, ¿y la descripción de los N.N, qué?, valla uno a ver si todas esas muertes que ocurren en lugares “paradisiacos” son tan detalladas o por lo menos que la identificación de los cadáveres de dichas personas sean tan eficientes como sucede con personas pudientes o con influencias las cuales demoran minutos como máximo, horas, la identificación de todo lo referente a una investigación por asesinato. Valla uno a ver si las autoridades ejercen tanta rapidez para la identificación de los asesinos de personas campesinas (honradas) que se niegan a abandonar sus tierras para no ser usadas con fines maléficos.

“… con ocho disparos, acabaron en un instante con sus vidas y sus proyectos”, y los proyectos y vidas de jóvenes humildes asesinados por estar en el lugar y momento menos oportuno así como los jóvenes estudiantes de la tan prestigiosa Universidad de los ANDES, sería bueno cuestionarnos a nosotros mismos y mirar la manera como los presentadores de noticias (en general, los medios de comunicación) se jactan de decir que lamentan la muerte de personas pudientes a manos de la “delincuencia o de bandas armadas”.

Por lo demás es bueno reírse de la manera como se jacta la revista en describirlos: “Por lo que cuentan sus padres, fue una historia de amor fulminante y total, que los tenía viviendo la vida feliz y modesta de los estudiantes en un apartamentico de un amigo en la calle 18 con carrera quinta de la capital, al que se habían pasado en agosto”

“Los dos estaban en esa fase de la vida en que la juventud quiere abrazar el mundo con toda su fuerza. Y el carácter de ambos no hacía sino exaltar esa actitud. Mateo -de ascendencia española y libanesa- viene de una familia grande, de 26 nietos, muy unida hace décadas, y con esa prosperidad ganada a pulso, propia de los inmigrantes...”

“Por la descripción de sus padres, ambos lucen como esos jóvenes que, preocupados por el país y el planeta, deciden viajar con una guitarra y una cámara y consagrarse al trabajo con la naturaleza y al contacto con la gente, sin aspiraciones de hacer dinero y lejos de cualquier ambición personalista…”

Aquellas descripciones tan detalladas de la vida de esos jóvenes, valla usted a observarlas de las demás victimas de la violencia en Colombia, que a propósito el nombre de la edición de la Revista Semana se titula “Victimas Inocentes”, y las otras víctimas que están en el anonimato, qué vendrían siendo ¿“Victimas Culpables”?

Lo único digno de rescatar del artículo de revista sería la última parte:

“…Como dijo la gobernadora, Marta Sáenz Correa, es trágico que solo la muerte de dos estudiantes de Bogotá lleve a las autoridades y al país urbano a pellizcarse. ¿Dónde estaban los medios, se preguntó, cuando mataron a 575 personas en Córdoba el año pasado? Es triste que los medios de comunicación -esta edición de SEMANA incluida- solo pongan nombre y rostro a los muertos cuando estos son destacados (o del interior, como dijo la Gobernadora). Además, ¿cuántos homicidios en Colombia ameritan una recompensa de 500 millones para dar con los autores, como ha ofrecido el gobierno en este caso?...”

“….Por otra parte, como dijo al final de la entrevista que dio a SEMANA la madre de Mateo, ambas muertes y las de tantos colombianos anónimos que no salen en los periódicos ni en la televisión dejan una pregunta: "¿Quién es más culpable: los que disparan o los que dejan disparar?". Los dos estudiantes y muchos otros fueron asesinados porque la seguridad en la zona está en manos de personajes con el nombre de 'Gavilán' y no en las de un Estado aún lejos de un control efectivo del territorio…”

PERO, POR OBVIAS RAZONES UNO PODRÍA DECIR FRENTE A ESE ARTÍCULO QUE LA MAYORÍA DE LA GENTE DIRÍA: “Ohhhhhh que pesar por esos pobres jovencitos…”

¿Y los otros pobres jovencitos…?


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